viernes, 28 de diciembre de 2007

EL DURO CAMINO DEL SER ATLETA

El atletismo como buen deporte individual ha sido duro, riguroso hasta sentirlo a veces inhumano, pero, desde siempre.
Aunque en estos tiempos de elitismo (donde algunos valoran a las personas por los éxitos, logros y premios alcanzados) parece acentuarse.
Mas, deberá ser este el momento indicado para poder desvincularse de aquellos que solo nos aprecian si ganamos tal competencia u obtenemos tal premio o si nos hacen reportajes en los medios de comunicación. Este es un buen momento para afianzar al “SER” humano, que claro tiene mucho que ver con el ser atleta ya que la dualidad existe y es imposible dividirla, lo dice muy bien Jorge Bucay: “elegí ser médico para crecer como persona”. Bien se podría tomar las palabras del escritor y decir: elegí ser atleta para crecer como persona.
De esta manera cuando un atleta realiza su proyecto o su obra (porque es como una construcción) debe fijarse metas u objetivos. Ahora bien: ¿Las metas u objetivos deben estar puestas en aquellos que nos adulan porque ganamos tal competencia? ¿O se debe poner la mira en un determinado premio? ¿O el fin debe estar puesto en los reportajes que nos realicen en los medios de comunicación?
Hay que decir obligadamente que tener como norte este tipo de metas u objetivos es muy superficial, voluble y frívolo, y lo que es peor, es que se trata de lograrlo de cualquier forma e incluso, accediendo a sustancias no permitidas dentro del deporte, lo cual ahora no es problema ya que no hay controles antidoping, no obstante: ¿alguien puede asegurar que por consumir sustancias prohibidas, en el futuro todo va seguir estando bien? ¿Tan poco se puede querer una persona para pensar solo en el presente? Paulo Cohelo en el “Alquimista” dice: “es en el presente donde está el secreto, si mejoramos el presente... todo lo que venga después será mejor también”. Pero si al presente lo hipotecamos con drogas que nos sobre esfuerzan, claro permitiendo que el corazón deba aumentar sus esfuerzos para ser capaz de bombear mucha más sangre de lo que acostumbra. Y ese sobreesfuerzo del corazón puede desembocar, como ya ha ocurrido, en problemas del sistema cardiovascular, pudiendo llegar a provocar la muerte.
Y además, muchos de estos atletas están tan acostumbrados a conseguir las cosas de manera superflua que cuando otros tienen éxitos creen que es de la misma forma en que ellos lo hacen y eso los intriga y en definitiva los lleva una vez más a lo prohibido.
Finalmente para dejar en claro, la meta de un atleta debe estar fijada con anterioridad a todas las participaciones atléticas y por consiguiente la meta debe tener que ver con los eventos ya prefijados, por ejemplo, mejorar el tiempo en una determinada distancia en el caso de los fondistas, y si por lograr dicho objetivo el atleta o la atleta es premiada bienvenido sea, pero sino lo premian el objetivo ya está cumplido. El atleta debe estar más allá de un premio o de un éxito... no siempre se puede ser atleta... ¿Qué va a pasar ese día? ¿Será como dice Leo Buscaglia en Vivir, amar y aprender? “Oh Dios llegar al punto de la muerte solo para comprobar que no he vivido ni en lo más mínimo”.
Sería bueno salir del elitismo, para acercarnos al ser persona... quizás así logremos no solo ser mejores personas, sino también, ser mejores atletas.
00:00hs. 29/12/2007
Walter Armoya.