De las drogas empleadas por algunos deportistas, las más comunes son los estimulantes (principalmente las anfetaminas).
Los estimulantes, como la epinefrina, la efedrina, cafeína, aspirina y la norepinefrina actúan sobre las glándulas adrenales y el sistema nervioso central, incrementando el ritmo cardíaco, la presión arterial, la tensión muscular y los impulsos nerviosos.
El efecto de los estimulantes en las glándulas promueve la secreción de adrenalina, hormona que pone al cuerpo en alerta, por lo que el individuo se encuentra más atento, resiste mejor el sueño y la fatiga y se siente con mayor disposición para participar en competencias. En el sistema nervioso central los estimulantes también provocan que los síntomas de la fatiga se hagan menos perceptibles; esto lleva al deportista a realizar sobreesfuerzos que pueden ser fatales. Se presenta además un aumento de la temperatura corporal que se añade al que produce el propio ejercicio, lo que ocasiona después de algún tiempo dificultades respiratorias y cardiovasculares que pueden culminar en colapso.
Los estimulantes se emplean en deportes que requieren de agresividad (como el box y la lucha) o de esfuerzos grandes y continuos (el ciclismo y atletismo ), porque producen en el usuario sentimientos de hostilidad, agresividad y fuerza. Los efectos secundarios van desde paranoia, insomnio y conductas antisociales, hasta adicción a otras drogas como los barbitúricos, necesarios para conciliar el sueño después de usar anfetaminas o similares.
Sustancias prohibidas por el Comité Olímpico Internacional
Por clase de sustancia:
• Estimulantes
• Narcóticos
• Anabólicos
• Diuréticos
• Hormonas peptídicas, miméticos y análogos:
Métodos prohibidos:
• Dopaje sanguíneo
• Administración artificial de acarreadores de oxígeno o expansores de plasma
• Manipulación física, química o farma-cológica
Por circunstancias específicas:
• Alcohol
• Cannabinoides (derivados de la mariguana y el hashish)
• Anestésicos locales
• Glucocorticosteroides (antiinflamatorios prohibidos por vías orales, rectales e intravenosas; las vías local e intraarticular se permiten por estricta prescripción y bajo vigilancia médica)
• Betabloqueadores
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