
En el momento en que la falta de oxigeno es exagerada y, como consecuencia, la proporción de ácidos en los tejidos es muy grande, aumenta inevitablemente la acidez en la sangre. Con el consiguiente riesgo para la vida del individuo.
Por lo tanto, cuando el esfuerzo es demasiado intenso y prolongado, se llega a una total inclinación muscular es decir, los músculos se encuentran imposibilitados de realizar las contracciones necesarias para efectuar el movimiento.
Las pruebas típicas que plantean tal exigencia son los 100 m y 200 m llanos.
El limite de la capacidad de rendimiento depende de la irrigación muscular y no del corazón. La cantidad sangre que llega al músculo depende a su vez de la capilarización del mismo.
Los deportistas entrenados demuestran que:
La irrigación muscular en personas entrenadas es menor que en la no entrenadas, sometidas al mismo esfuerzo.

La irrigación muscular en personas entrenadas, sometidas a un esfuerzo máximo nos es mayor, pese a un mejor rendimiento, que en personas no entrenadas.
La irrigación muscular en personas entrenadas, retorna a la normalidad, después del esfuerzo, más rápidamente que las personas no entrenadas.
En consecuencia, entes que hablar de una "capilarización" como producto del entrenamiento sería más adecuado hablar de una "economía". Esta economía se manifiesta en una mejor distribución sanguínea, como así también, en un mejor aprovechamiento del oxigeno en la sangre. De acuerdo a si el esfuerzo muscular es dinámico (isotónico) o estático (isométrico), puede hablarse de:
Resistencia muscular localizada ante esfuerzos dinámicos.
Resistencia muscular localizada ante esfuerzos estáticos.
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